miércoles, 7 de junio de 2017

UN PEQUEÑO SUSTO



Ya estábamos acostumbrados a la figura de Ángel en nuestras vidas.
Se me hacía un poco raro no poder dedicar todo el tiempo que dedicaba al principio a Nacho, pero ahora tenía que compartir mi tiempo con un bebé y con Nacho que era otro bebé grande. Afortunadamente Ángel llevaba lactancia materna la cual fue mi salvación en muchísimos momentos. 
Todos los días tenía que salir con Nachete a alguna actividad y Ángel se tenía que venir con nosotros si o si.
 Que Ángel tomase lactancia materna era una ventaja y una comodidad, porque mientras Nacho estaba con la fisio, la logopedia o alguna otra actividad yo le daba de comer a Ángel.
Me acostumbré a ponerme con Ángel en cualquier sitio, así como cambiarle el pañal en mis piernas sin tener que tumbarle en ningún sitio. 
A veces me entraba sentimiento de culpabilidad por no poder dedicar más tiempo a Nacho, pero como me dijo una vez una psicóloga.... No me podía sentir culpable por tener que cuidar también de Ángel, porque él también me necesitaba como Nacho y tenía muchísima razón, desde entonces empecé a pensar de otra manera.





Poco a poco iban pasando más tiempo juntos.
Nacho era un experto en abrir y desmontar todos los juguetes y yo los montaba.
Una de las veces oí a Nacho dar una voz y pensé que había sido Ángel que ya le había atizado con algún juguete, porque Ángel se movía mucho y como prácticamente todos los niños, cuando jugaban con los juguetes al final el mayor se lleva un juguetazo del pequeño.

Me fui a mirar que pasaba y vi los juguetes desmontados por el suelo.
Me dispuse a volver a colocarlos y no se como se apañó Nacho para desmontar las pilas de un juguete... El caso es que estuve buscando las pilas y solo encontré dos pilas y ese juguete funcionaba con tres.

 Cada vez que traemos un juguete nuevo a casa me gusta mirar como funciona, el tipo de pilas que usa y cuantas lleva. Fue así como vi que ese juguete tenía tres pilas de botón y el juguete funcionaba tanto con dos pilas como con tres, la diferencia era que con dos pilas lucían un tipo de bombillas con unos colores y con tres pilas lucían todos los colores de las bombillas. Curioso....

Me volví loca buscando por cada rincón de la habitación y no la encontré.
Llamé por teléfono a su padre que estaba trabajando y le dije lo ocurrido, pues pensaba que alguno de los dos hermanos se había comido una pila.
Corriendo fuimos con los dos a urgencias.
En urgencias explicamos lo que había pasado, que no sabíamos si se habían tragado una pila y en caso positivo,  no sabíamos cual de los niños era el que tenía la pila dentro.... Empezaron primero con Nacho. Le hicieron una radiografía y acertaron al empezar con él, porque la pila estaba en estómago.

La pila había pasado el nissen que era lo más difícil. Por eso pego esa voz...
Le pusieron laxantes y me dijeron que volviese al día siguiente a ver si había pasado o no.
En casa ya estuvimos pensando que podría haber pasado y lo que se nos ocurrió fue que Ángel se encontró la pila en el suelo y se la dio a su hermano. Éste pensando que era algo de comer, se la tragó... 

Al día siguiente la pila ya  estaba en colon, pero no terminaba de avanzar .
Le derivaron a la paz. Le vieron los cirujanos  y le ingresaron un par de días a ver si salía o no.
Le pusieron una bomba de laxante a ver si avanzaba y la pila estaba en el mismo sitio.
Le mandaron para casa y le dieron de plazo unos días a ver si salía o no.
Al final salió sola un día antes del plazo. Sino, le hubiesen tenido  que meter en quirófano.... menos mal que nos libramos




Después de ese susto ya no habían juguetes de ese tipo y si los había, nos asegurábamos de pegar bien la tapa y poner lo más difícil posible para el maestro del desmontaje..

La vida seguía con normalidad.
Cole, fisio, logopedia, piscina, caballos...
Lo único que ya no hacíamos era psicomotricidad en logos, porque Nacho ya estaba demasiado saturado.





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